Infecciones óseas en gatos

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Osteomielitis en gatos

La inflamación de los huesos o la médula ósea se llama osteomielitis. Esta afección generalmente es causada por una infección bacteriana, pero también muy raramente es causada por una infección por hongos. La inflamación puede ser causada por una infección aguda (repentina) o una infección crónica. Una infección de otras áreas del cuerpo puede llegar al hueso o la médula ósea a través del torrente sanguíneo, o una infección puede provenir de otra infección cercana al hueso. Otra causa común de estas infecciones son los accidentes de tráfico o las lesiones que involucran huesos y tejidos blandos. Los gatos enfermos que se han sometido a una cirugía de trasplante u otras cirugías óseas también pueden desarrollar una infección posteriormente.

Síntomas y clasificación.

  • Perezoso cada vez
  • Úlceras persistentes
  • Fiebre
  • letárgico
  • Débil
  • dolor
  • Desgaste muscular
  • Extremidades hinchadas

Razón

  • Lesión
  • Fractura
  • Postoperatorio
  • Implante de articulación protésica
  • Herida de bala
  • Heridas por mordeduras y garras
  • Infección sistémica al hueso

Diagnosticar

Deberá proporcionar un historial completo de su gato, la aparición de los síntomas y los posibles incidentes que pueden haber provocado la afección. Su información puede darle a su veterinario una pista para determinar si la condición es aguda o crónica. Si la infección no se ha diagnosticado durante mucho tiempo, el crecimiento de hueso nuevo en el sitio del hueso infectado será una indicación de su momento.

Su veterinario realizará un examen físico completo de su gato, que incluirá una prueba de química sanguínea, un hemograma completo y un análisis de orina. Los resultados de estas pruebas de laboratorio generalmente mostrarán una infección subyacente y el grado de respuesta del sistema inmunológico a la infección presente. Si se sospecha una infección por hongos, es posible que se necesiten pruebas especiales para aislar e identificar el organismo causante del hongo. Las radiografías del hueso afectado pueden mostrar signos de infección crónica, con cambios en la estructura ósea. Los cambios pueden incluir reabsorción ósea, ensanchamiento del espacio óseo roto y otras anomalías similares. La imagen de la ecografía le dará a su veterinario una mejor visión del hueso, que puede mostrar una acumulación de pus en el hueso. Luego, es probable que su médico use una ecografía para tomar una muestra de líquido y pus de la infección para realizar más análisis de laboratorio y cultivos. Tan pronto como el cultivo identifique el organismo específico que causa la infección, el médico conocerá el proceso para matar la bacteria.

En algunos casos, se puede realizar una biopsia quirúrgica del hueso para una confirmación adicional. En el caso de una infección sistémica, su veterinario tomará una muestra de sangre y cultivará el organismo causante en la muestra para encontrar el antibiótico más apropiado para tratar.

Tratamiento

Si tu gato tiene una herida, lo primero que hará tu veterinario es lavar la herida. Será necesario limpiar la herida de tejido muerto para dejar espacio para que drene el pus. Se iniciará la terapia con antibióticos, que puede durar mucho tiempo hasta que la infección se haya resuelto por completo.

Si se rompe un hueso, su veterinario estabilizará el hueso roto para evitar un daño mayor a los tejidos y huesos circundantes. Se puede usar cirugía para estabilizar el hueso roto e implantes u otros inmovilizadores, según la ubicación y la gravedad de la fractura. Si la fractura es grave, existe la posibilidad de que la infección se propague a otras partes del cuerpo. Esto deberá tenerse en cuenta, especialmente si hay demasiado daño óseo o tisular. En algunos casos, la amputación de un dedo del pie, la cola o una extremidad puede ser una solución más práctica y una estrategia más eficaz para mantener vivo al gato.

Si se realiza un implante, su veterinario lo retirará después de que el hueso se haya roto y la herida haya sanado. La atención de seguimiento generalmente incluye exámenes de rayos X regulares para monitorear el progreso del tratamiento.

Cuidar de

La actividad de su gato deberá limitarse durante el tratamiento y el período de recuperación. Los huesos permanecerán inestables durante mucho tiempo y, en caso de una amputación, su gato deberá aprender a adaptarse a la pérdida de una extremidad. Dependiendo de la gravedad de la infección, el tratamiento puede ser costoso y duradero.

Los casos agudos responderán bien, a diferencia de los casos crónicos, que requieren un tratamiento a largo plazo combinado con una intervención quirúrgica. Si la infección no responde bien al tratamiento con antibióticos, su veterinario tomará más muestras para determinar un antibiótico más adecuado. Del mismo modo, si la fractura tarda demasiado en estabilizarse, es posible que deba realizarse otra cirugía.

Deberá llevar a su gato a visitas de seguimiento periódicas para que su veterinario pueda controlar el progreso de su gato a través de pruebas de laboratorio y radiografías. Siga estrictamente las instrucciones del veterinario, administrando el medicamento solo en el momento prescrito y en la dosis correcta. Dejar de tomar o cambiar la dosis de antibióticos puede provocar el fracaso del tratamiento y otras complicaciones.

Debido a que el ejercicio deberá limitarse hasta que el hueso roto esté completamente estabilizado y la infección esté bajo control, deberá mantener a su gato en un ambiente libre de estrés, lejos de los niños activos y las mascotas y otras mascotas. El descanso en la jaula puede ser una opción, con una caja de arena ubicada lo suficientemente cerca para que el gato no necesite moverse físicamente allí. Además, una buena nutrición durante este tiempo asegurará una rápida recuperación. Pídale a su veterinario más recomendaciones sobre alimentos y suplementos para acelerar la curación ósea.

El pronóstico final depende del sitio de la infección, la extensión del problema, el tipo de fractura, el tipo de infección, la intervención quirúrgica realizada y la respuesta individual del gato al tratamiento.