Enfermedad renal poliquística en perros

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Enfermedad renal poliquística en perros

La enfermedad renal poliquística es un trastorno en el que gran parte del parénquima renal, el tejido funcional del riñón, el tejido distintivo, es reemplazado por múltiples quistes.

Un quiste es un saco cerrado que se puede llenar con aire, líquido o semisólidos. Los quistes renales se desarrollan en nefronas preexistentes (células que filtran el tejido renal y en los conductos de los riñones). Esta enfermedad siempre afecta a ambos riñones en un perro.

Aunque la poliquistosis renal no suele poner en peligro la vida, debe tratarse lo antes posible para evitar que el quiste progrese y desarrolle una infección bacteriana secundaria, o puede provocar sepsis, es decir, la presencia de organismos que causan pus en la sangre.

Tanto los perros como los gatos pueden desarrollar poliquistosis renal, y algunas razas son más susceptibles a ella. Por ejemplo, las razas Cairn Terrier y Beagle suelen tener una mayor prevalencia de esta enfermedad que otras razas.

Si desea saber cómo afecta esta enfermedad a los gatos, visite esta página.

Síntomas y tipos de enfermedades.

La enfermedad renal poliquística puede ser difícil de detectar en sus primeras etapas. Los quistes a menudo pasan desapercibidos hasta que se vuelven grandes y están lo suficientemente presentes como para contribuir a la enfermedad de un perro. ERC o un abdomen agrandado. La mayoría de los perros no muestran ningún síntoma en las primeras etapas de la formación y el crecimiento del quiste.

Una vez que la enfermedad ha progresado, se puede encontrar un riñón abultado y protuberante. Esto se puede ver al tocar la barriga del perro, detectando los espasmos incontrolables de los músculos abdominales.
La mayoría de los quistes renales son indoloros, por lo que es posible que el perro no muestre ninguna molestia, pero la infección secundaria asociada con el quiste puede provocar molestias más adelante.

Razón

Los factores que desencadenan la aparición de quistes renales no se conocen con exactitud. Sin embargo, es probable que factores genéticos, ambientales y endógenos influyan en el desarrollo de esta enfermedad.
Los compuestos endógenos que se cree que contribuyen al crecimiento del quiste incluyen la hormona paratiroidea (una hormona secretada por la hormona paratiroidea del sistema endocrino) y la hormona vasopresina (una hormona peptídica sintetizada en la región de la glándula tiroides) (hipotálamo).

Diagnosticar

Un procedimiento de diagnóstico que se puede utilizar si se sospecha una enfermedad renal poliquística es una prueba con aguja de líquido extraído de los riñones del perro, que puede ayudar a determinar la fuente del quiste.

Los procedimientos de diagnóstico adicionales que se pueden solicitar incluyen una ecografía del abdomen, que puede ayudar a detectar quistes en algunos órganos, análisis de orina y examen del líquido del quiste. Se puede realizar un examen bacteriológico del líquido del quiste para determinar si se ha desarrollado una infección secundaria y se necesita tratamiento. También puede haber hipertensión, también conocida como presión arterial alta.

Si la poliquistosis renal no es la causa de los síntomas existentes en el perro, los diagnósticos pueden incluir crecimiento celular no natural, como un tumor renal, insuficiencia renal y una variedad de enfermedades, otras del riñón.

Tratamiento

Actualmente no existe cura para los quistes renales, por lo que el tratamiento a menudo solo puede minimizar las consecuencias de la formación de quistes, como una infección en el riñón. Se puede utilizar la extracción periódica de líquido de un quiste renal grande con una aguja (un proceso llamado aspiración) para aliviar el dolor y reducir el tamaño del tumor, y se pueden recetar ciertos medicamentos para tratar los síntomas y las complicaciones secundarias, como una infección urgente.

Cuidar de

Los perros con enfermedad renal poliquística deben ser monitoreados cada dos a seis meses para detectar afecciones asociadas, como infección renal, insuficiencia renal y dolor. Si no se producen bacteriemia y sepsis (presencia de pus y bacterias tóxicas en la sangre), el pronóstico a corto plazo es favorable, incluso si el perro no recibe tratamiento.

El pronóstico a largo plazo de los perros con poliquistosis renal a menudo depende de la gravedad de la afección y de cualquier progresión posterior asociada con la insuficiencia renal.

Evitar

Debido a que no se ha determinado la causa exacta de la poliquistosis renal, no se toman precauciones específicas. Sin embargo, la selección reproductiva puede reducir la diversidad genética, aumentando así la frecuencia de otros rasgos genéticos indeseables en las razas afectadas.